Piezas finales: Perforpoesía


TASIS Dorado
I Jornada de literatura y performance
30 de enero 2016

 Selección de todas las piezas elegibles para la competencia: PERFORPOESÍA
1.       El oficio nocturno, Ernesto Cardenal
2.       Quise sembrarme todas  mis venas, Angelamaría Dávila
3.       Tengo, Nicolás Guillén
4.       Obituario,  Pedro Pietri
5.     Quemar  las naves, Mario Benedetti
6.       Calles y sueños. Ciudad sin sueño. Nocturno de Brooklyn Bridge” de Federico García Lorca
7.       Lección de estética: el salto” Aurea María Sotomayor
8.       Oda a la alcachofa, Pablo Neruda

 “EL OFICIO NOCTURNO” de Ernesto  Cardenal

2 AM. Es la hora del Oficio Nocturno, y la iglesia
en penumbra parece que está llena de demonios.
Esta es la hora de las tinieblas y de las fiestas.
La hora de mis parrandas. Y regresa mi pasado.
'Y mi pecado está siempre delante de mí'

Y mientras recitamos los salmos, mis recuerdos
interfieren el rezo como radios y como roconolas.
Vuelven viejas escenas de cine, pesadillas, horas
solas en hoteles, bailes, viajes, besos, bares.
Y surgen rostros olvidados. Cosas siniestras.
Somoza asesinado sale de su mausoleo. (Con
Sehón, rey de lo amorreos, y Org, rey de Basán).
Las luces del 'Copacabana' rielando en el agua negra
del malecón, que mana de las cloacas de Managua.
Conversaciones absurdas de noches de borrachera
que se repiten y se repiten como un disco rayado.
Y los gritos de las ruletas, y las roconolas.
'Y mi pecado está siempre delante de mí'

Es la hora en que brillan las luces de los burdeles
y las cantinas. La casa de Caifás está llena de gente.
Las luces del palacio de Somoza están prendidas.
Es la hora en que se reúnen los Consejos de Guerra
y los técnicos en torturas bajan a las prisiones.
La hora de los policías secretos y de los espías,
cuando los ladrones y los adúlteros rondan las casas
y se ocultan los cadáveres. Un bulto cae al agua.
Es la hora en que los moribundos entran en agonía
La hora del sudor en el huerto, y de las tentaciones.
Afuera los primeros pájaros cantan tristes,
llamando al sol. Es la hora de las tinieblas.
Y la iglesia está helada, como llena de demonios,
mientras seguimos en la noche recitando los salmos.


Lee todo en: 
El Oficio Nocturno - Poemas de Ernesto Cardenal http://www.poemas-del-alma.com/ernesto-cardenal-el-oficio-nocturno.htm#ixzz3xf42tjsY

 

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QUISE SEMBRARME TODAS MIS VENAS, de Angelamaría Dávila

 

en la frente

y ensurcarlas feroces en todos mis latidos

quise ser yo en mi sueno,

quise ser yo en mi viento,

quise volcarme toda en un torrente.

quise fugarme inmensa de fugas escapantes,

quise nacerme nuevos conciertos

y agrandarme,

y me brotaron toscos, violentos,

rudos y amontonándose.

así estoy, espantada en mi siglo y mi vena,

conciertos a montones y amontonadamente,

ciudades como muertas de ruinas inconclusas

y la muerte acechándome.

agitada en lo intacto, convulsa

con mis piedras,

recostada de insomne y ojera en mi sonrisa,

recostada en la risa,

aferrada,

abismada en el borde de tantas carcajadas.

así,

con mi destino fijo, convulso

y arteriado.

arteriado de sangre verde

y a borbotones,

con mis dolores rojos

y mis dolores agrios.

me llama a voz y a eco

la voz de tantos pinos.

me llaman alaridos, gritos

de flamboyanes:

el mar me tira ronco

de mis manos y brazos doloridos.

me llaman con voz vieja

voces de adentro, ancianas

de mis sueños inútiles.

aquí, frente al abismo

de siglos putrefactos,

frente a mis hondonadas.

aquí, frente a los llantos

de manos que se agitan.

frente a mí, con mi risa,

frente a mí con mis riscos

y mis llanos.

abriéndome a empujones senderos y caminos

por todas mis arterias.

 Homenaje al ombligo, 1966 José María Lima y Ángela María Dávila

 

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“TENGO”- Nicolás Guillén


Cuando me veo y toco
yo, Juan sin Nada no más ayer,
y hoy Juan con Todo,
y hoy con todo,
vuelvo los ojos, miro,
me veo y toco
y me pregunto cómo ha podido ser.

Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de andar por mi país,
dueño de cuanto hay en él,
mirando bien de cerca lo que antes
no tuve ni podía tener.

Zafra puedo decir,
monte puedo decir,
ciudad puedo decir,
ejército decir,
ya míos para siempre y tuyos, nuestros,
y un ancho resplandor
de rayo, estrella, flor.

Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de ir
yo, campesino, obrero, gente simple,
tengo el gusto de ir
¡es un ejemplo¿
a un banco y hablar con el administrador,
no en inglés,
no en señor,
sino decirle compañero como se dice en español.

Tengo, vamos a ver,
que siendo un negro
nadie me puede detener
a la puerta de un dancing o de un bar.
O bien en la carpeta de un hotel
gritarme que no hay pieza,
una mínima pieza y no una pieza colosal,
una pequeña pieza donde yo pueda descansar.

Tengo, vamos a ver,
que no hay guardia rural
que me agarre y me encierre en un cuartel,
ni me arranque y me arroje de mi tierra
al medio del camino real.

Tengo que como tengo la tierra tengo el mar,
no country,
no jailáif,
no tennis y no yatch,
sino de playa en playa y ola en ola,
gigante azul abierto democrático:
en fin, el mar.

Tengo, vamos a ver,
que ya aprendí a leer,
a contar,
tengo que ya aprendí a escribir
y a pensar
y a reír.

Tengo que ya tengo
donde trabajar
y ganar
lo que me tengo que comer.

Tengo, vamos a ver,
tengo lo que tenía que tener.

 

 

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“OBITUARIO DE PUERTO RICO” de Pedro Pietri

Trabajaron

Llegaron siempre a tiempo

No llegaron tarde nunca

Nunca respondieron

cuando los insultaron

Trabajaron

No descansaron nunca

no estaba en el calendario

Nunca hicieron huelga

sin autorización

Trabajaron diez días a la semana

y sólo recibieron el pago por cinco

Trabajaron

Trabajaron

Trabajaron

y murieron

Murieron pobres

Endeudados

Murieron sin saber

cómo luce la entrada principal

del National City Bank

 

Juan

Miguel

Milagros

Olga

Manuel

Todos murieron ayer hoy

y morirán otra vez mañana

pasando sus acreedores

a sus próximas generaciones

Todos murieron esperando

a que el jardín del edén

se abriera otra vez

bajo una nueva administración

Todos murieron

soñando con América

despertándolos en medio de la noche

gritándoles: Mira Mira

Tu nombre aparece en el boleto ganador de la lotería

Cien mil dólares

Todos murieron

odiando los supermercados

que les vendieron falso bistec

arroz y frijoles a prueba de balas

Todos murieron esperando soñando y odiando

Puertorriqueños muertos

Quienes nunca supieron que eran Puertorriqueños

Quienes nunca tomaron un descanso para el café

desde los diez mandamientos

Para ASESINAR  ASESINAR ASESINAR

a los caseros de sus cráneos abiertos

y comunicarse con su almas latinas

 

Juan

Miguel

Milagros

Olga

Manuel

de las que calles nerviosas y rotas

donde los ratones viven como millonarios

y la gente no vive de ninguna manera

Están muertos y nunca estuvieron vivos

 

Juan

murió esperando ganar la lotería

Miguel

murió esperando a que su cheque de asistencia social

llegara una y otra vez

Milagros

murió esperando  que sus diez hijos crecieran

para ya no trabajar y que la mantuvieran

Olga

murió esperando por un aumento de cinco dólares

Manuel

murió esperando que su supervisor cayera muerto de súbito

para conseguir su promoción

 

Es un largo trayecto

desde el barrio latino de Harlem

al cementerio de Long Island

donde fueron cremados

Primero el tren

y luego el autobús

y rebanadas de carne fría como desayuno

y las flores que serán robadas

cuando las horas de visita se terminan

Cuesta muy caro

Cuesta muy caro

Pero ellos entienden

Sus padres entendieron

Es un largo trayecto sin ganancias

desde el barrio latino de Harlem

al cementerio de Long Island

 

Juan

Miguel

Milagros

Olga

Manuel

Todos murieron ayer hoy

y morirán otra vez mañana

Soñando

Soñando en Queens

Limpia podada blanca azucena vecindad

sin puertorriqueños

Treinta mil dólares por una casa

La primera habitada por spics* en la cuadra

Orgullosos de pertenecer a una comunidad

de gringos que los quieren linchar

Orgullosos de sentirse lejos

De la sagrada frase: Qué pasa

 

Estos sueños

Sueños vacíos

desde los cuartos imaginarios

que sus padres les dejaron

Son los efectos secundarios

de programas de televisión

acerca de la familia ideal americana

con sirvientas negras

y  limpiadores latinos

bien entrenados

para hacer a cada persona

y sus acreedores

reírse de ellos

y a la gente que ellos representan

 

Juan

murió soñando con un coche nuevo

Miguel

murió soñando en programas para combatir la pobreza

Milagros

murió soñando con un viaje a Puerto Rico

Olga

Murió soñando con alhajas verdaderas

Manuel

Murió soñando con ganar lotería instantánea

 

Todos murieron

Como muere un sandwich

En el distrito de las maquiladoras

A las doce en punto de la tarde

Números de seguro social hechos cenizas

Deberes de unión que desempolvar

 

Ellos lo sabían

nacieron para llorar

y mantener a los muerteros ocupados

siempre y cuando prometieran fidelidad

a la bandera que los quiere arruinados

Vieron su nombre en la lista

del directorio telefónico de la destrucción

Fueron entrenados para dar la otra mejilla

por los periódicos

que mal escribieron que mal pronunciaron

y mal entendieron sus nombres

y celebraron cuando la muerte vino

y se robó su último boleto para la lavandería

 

Ellos nacieron muertos

y murieron muertos

 

Es tiempo

de visitar a la hermana López otra vez

la mejor curandera

y lectora de cartas

en el barrio latino de Harlem

Ella puede comunicarse

con tus ancestros

por un costo razonable

Las buenas noticias son una garantía

 

Levántate Mesa Levántate Mesa

la muerte no es tonta y discapacitada

Aquellos que te aman quieren saber

el número correcto para poder jugar

Déjaselos saber ahora mismo

Levántate Mesa Levántate

la muerte no es tonta y discapacitada

Ahora que tus problemas acabaron

y el peso del mundo no está en tus hombros

ayuda a aquellos que dejaste atrás

encuentra la tranquilidad financiera de tu mente

 

Levántate Mesa Levántate Mesa

la muerte no es tonta y discapacitada

Si adivinamos el número correcto

Nuestros problemas desaparecerán

y visitaremos tu tumba

En cada día de descanso marcado en el calendario

 

Aquellos que te aman quieren saber

el número correcto que deben jugar

Déjaselos saber ahora mismo

Sabemos que tu espíritu es capaz

La muerte no es tonta y discapacitada

LÉVANTATE MESA LÉVANTATE

 

Juan

Miguel

Milagros

Olga

Manuel

Todos murieron ayer hoy

y morirán otra vez mañana

Odiando luchando robándose

el uno al otro sus propias ventanas rotas

Practicando una religión sin techo

El viejo testamento

El nuevo testamento

de acuerdo con el evangelio

de los ingresos internos

el jurado el juez y el ejecutor

protector y eterno cobrador de recibos

 

Mierda de segunda mano en venta

aprende a decir Cómo está Usted

y harás una fortuna

Ellos están muertos

Ellos están muertos

y no regresarán de la muerte

hasta que terminen de negar

El arte de su diálogo

de las lecciones rotas de inglés

para impresionar a los señores Goldsteins

que los emplea

como lavaplatos mensajeros porteros

empleados de fábrica sirvientas empacadores cajeros

repartidores asistentes carteros

asistentes del asistente del asistente

del asistente del asistente

del lavaplatos y sonrisa automática de portero automático

por los sueldos más bajos de todos los tiempos

y rabias cuando demandas un aumento

porque es en contra de las políticas de la compañía

promover SPICS SPICS  SPICS

 

Juan

murió odiando a Miguel

porque su carro usado

estaba en mejores condiciones

que el suyo

Miguel

murió odiando a Milagros

porque Milagros tenía una televisión de colores

y él no tuvo lo suficiente para comprar una

Milagros

murió odiando a Olga porque Olga ganaba

cinco dólares más que ella en el mismo trabajo

Olga

murió odiando a Miguel

porque  ganó la lotería más veces que ella

Manuel

murió odiando a todos ellos

Juan

Miguel

Milagros

y Olga

porque todos ellos hablaron inglés con

mayor fluidez que él

 

Y ahora todos ellos están juntos

en el vestidor principal de los desaparecidos

Adictos al silencio

fuera de los límites del viento

confinados a la supremacía de los gusanos

del cementerio de Long Island

Está es la vida después de la muerte

que la canasta  protestante de limosna

anunciaba orgullosa y sonora

 

Aquí descansa Juan

Aquí descansa Miguel

Aquí descansa Milagros

Aquí descansa Olga

Aquí descansa Manuel

quienes murieron ayer hoy

y morirán otra vez mañana

siempre pobres

siempre endeudados

sin saber nunca

que son gente bella

sin saber nunca

la geografía de su complexión

 

 

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“Quemar las naves” de Mario Benedetti

"El día o la noche en que por fin lleguemos

habrá que quemar las naves

pero antes habremos metido en ellas
nuestra arrogancia masoquista
nuestros escrúpulos blandengues
nuestros menosprecios por sutiles que sean
nuestra capacidad de ser menospreciados
nuestra falsa modestia y la dulce homilía
de la autoconmiseración

y no sólo eso
también habrá en las naves a quemar
hipopótamos de wall street
pingüinos de la otan
cocodrilos del vaticano
cisnes de buckingham palace
murciélagos de el pardo
y otros materiales inflamables

el día o la noche en que por fin lleguemos
habrá sin duda que quemar las naves
así nadie tendrá riesgo ni tentación de volver

es bueno que se sepa desde ahora
que no habrá posibilidad de remar nocturnamente
hasta otra orilla que no sea la nuestra
ya que será abolida para siempre
la libertad de preferir lo injusto
y en ese sólo aspecto
seremos más sectarios que dios padre

no obstante como nadie podrá negar
que aquel mundo arduamente derrotado
tuvo alguna vez rasgos dignos de mención

por no decir notables
habrá de todos modos un museo de nostalgias
donde se mostrará a las nuevas generaciones
cómo eran
parís
el whisky
claudia cardinale"

 

 

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“CALLES Y SUEÑOS. CIUDAD SIN SUEÑO. NOCTURNO DE BROOKLYN BRIDGE” de Federico García Lorca


No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.

Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.

Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!
Haya un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.

 

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“LECCIÓN DE ESTÉTICA: EL SALTO” Aurea María Sotomayor

 El desarrollo de esa flexibilidad se halla

en la capacidad de la coyuntura para sostener cierto peso.

Así también la voz, que sin el cuerpo no accede al espíritu.

Sin ese umbral no hay voz,

sin el cuerpo no se entra en la luz.

El impacto del salto sobre el gozne es violento.

El dolor se mitiga en el aire,

como el rocío cuando disimula una lágrima

o cuando un arcoiris descomunal eclipsa al alba.

La intensidad resulta de la libertad que la desata.

 

Desde afuera se mira difuminada la visión

por el sonido de la música que la involucra en gasas

y camuflagea, asistida por los compases,

el fulgor con que el pie lamina el piso de madera

o la voz hiere la barrera del sonido,

acumulando en el regreso de la onda el impacto todo de aquel cuerpo.

El espectador es abstraído del esfuerzo

por milagro del marco que circunda su éxtasis.

Esa distracción que lo sustrae del golpe

le permite apreciar el esplendor:

cuando el todo se hunde en el silencio de un mapa de estrellas.

 

Pero las vendas sangran,

las uñas se encarnan, el cuerpo duele,

los ojos arden, la piel se agrieta,

las manos tiemblan y el alma se desgasta.

La voz,

hay que esforzarse porque no se rompa en el extremo

de su disciplina o su fervor, al borde de su opio.

En esa pausa, en ese sueño obsceno donde quisiera entregarse a lo real,

una herida coagula:

allí donde se crea el arco

y se empurpura el signo.

De un lado, entonces,

el desconsuelo con que imagino al viento

puliendo un promontorio, así como se borran las sales de una piel.

Del otro, el tiempo que toma contemplarlo.

 

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 ODA A  LA ALCACHOFA, de Pablo Neruda

La alcachofa
de tierno corazón
se vistió de guerrero,
erecta, construyó
una pequeña cúpula,
se mantuvo
impermeable
bajo
sus escamas,
a su lado
los vegetales locos
se encresparon,
se hicieron
zarcillos, espadañas,
bulbos conmovedores,
en el subsuelo
durmió la zanahoria
de bigotes rojos,
la viña
resecó los sarmientos
por donde sube el vino,
la col
se dedicó
a probarse faldas,
el orégano
a perfumar el mundo,
y la dulce
alcachofa
allí en el huerto,
vestida de guerrero,
bruñida
como una granada,
orgullosa,
y un día
una con otra
en grandes cestos
de mimbre, caminó
por el mercado
a realizar su sueño:
la milicia.

En hileras
nunca fue tan marcial
como en la feria,
los hombres
entre las legumbres
con sus camisas blancas
eran
mariscales
de las alcachofas,
las filas apretadas,
las voces de comando,
y la detonación
de una caja que cae,
pero
entonces
viene
María
con su cesto,
escoge
una alcachofa,
no le teme,
la examina, la observa
contra la luz como si fuera un huevo,
la compra,
la confunde
en su bolsa
con un par de zapatos,
con un repollo y una
botella
de vinagre
hasta
que entrando a la cocina
la sumerge en la olla.

Así termina
en paz
esta carrera
del vegetal armado
que se llama alcachofa,
luego
escama por escama
desvestimos
la delicia
y comemos
la pacífica pasta
de su corazón verde.

 

 

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