Discurso de Malala Yousafsai ante los líderes de las Naciones Unidas
(fragmento)
Hoy
es el día de cada mujer, cada niño y cada niña que ha levantado la voz por sus
derechos. Hay cientos de activistas de derechos humanos, que están hablando de
sus derechos, y que están luchando para lograr el objetivo de la paz, la
igualdad y la educación.
Queridos
amigos, el 9 de octubre de 2012, un talibán me disparó en el lado izquierdo de
la cabeza; dispararon contra mis amigos, también. Pensaron que las balas nos
iban a callar, pero fracasaron. Miles de personas han sido asesinadas por los
terroristas y millones han resultado heridas. Yo sólo soy una de ellas: así que
aquí estoy. No hablo por mí, sino para que aquellos que no tienen voz se puedan
hacer oír: aquellos que han luchado por sus derechos. Su derecho a vivir en
paz. Su derecho a ser tratados con dignidad. Su derecho a la igualdad de
oportunidades. Su derecho a la educación.
El
sabio dijo: “La pluma es más poderosa que la espada.” Es cierto. Los
extremistas le tienen miedo a los libros y bolígrafos. El poder de la educación
les da miedo. Esta es la razón por la quemaron a 14 estudiantes inocentes en el
reciente ataque en Quetta. Y es por eso que matan a las maestras.
Es
por eso que están destruyendo escuelas todos los días: porque tienen miedo al
cambio y a la igualdad que llevaremos a nuestra sociedad. Recuerdo un chico en
la escuela, al que un periodista preguntó por qué los talibanes estaban en
contra de la educación, respondió muy simplemente apuntando hacia un libro: “un
talibán no sabe lo que está escrito en el interior de este libro.”
Hacemos
un llamado a todos los gobiernos a garantizar la educación gratuita y
obligatoria en todo el mundo, para todos los niños. Instamos a todos los
gobiernos a que luchen contra el terrorismo y la violencia, para proteger a los
niños de la brutalidad y el daño. Hacemos un llamado a los países desarrollados
para que apoyen la expansión de las oportunidades de educación para las niñas
en el mundo en desarrollo. Hacemos un llamado a todas las comunidades a ser
tolerantes, a rechazar los prejuicios por motivos de casta, credo, secta, color
o religión asegurando la libertad y la igualdad.
Queridos
hermanos y hermanas: No debemos olvidar que estamos esperando por un futuro
pacífico y luminoso. Libraremos una lucha gloriosa contra el analfabetismo, la
pobreza y el terrorismo; tomaremos nuestros libros y lápices porque son armas
más poderosas. Un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el
mundo. La educación es la única solución. La educación, primero. Gracias.
El pueblo puertorriqueño sólo se arrodilla ante Dios
Rubén Berríos Publicado el 16 Mayo 2001
"El pueblo puertorriqueño solo se arrodilla ante Dios"
Por Vieques el mundo sabe que el pueblo puertorriqueño sólo se
arrodilla ante Dios.
Y los puertorriqueños saben, con mayor claridad que nunca, que la
subordinación política de Puerto Rico a los Estados Unidos es el origen del
problema de Vieques. Esa subordinación se conoce en Puerto Rico como el
problema del status. Es consecuencia de las actitudes imperiales de los Estados
Unidos, que consecuentemente ha negado los reclamos de puertorriqueños de todas
las ideologías dirigidos a superar esa condición. Constituye una violación al
más fundamental derecho humano de los pueblos, el derecho a la
autodeterminación.
Vieques es la expresión más cruda del dominio político de los Estados
Unidos sobre Puerto Rico. No se puede pretender encubrir esas realidades: Vieques está
inextricablemente unido al status y Vieques es esencialmente un problema
político independientemente de sus otras ramificaciones.
La inmensa mayoría de los puertorriqueños -no importa su afiliación
ideológica incluyendo a los jueces y funcionarios de esta corte, conocen y
aspiran a superar esa realidad de subordinación política que padecemos y su
secuela, el problema de Vieques. Es lamentable que aunque unidos en el
propósito, nos enfrentemos en este tribunal en el día de hoy; pero el señor de
la historia obra por caminos misteriosos.
La decisión de esta corte -sea la que fuere-también contribuirá a
nuestro inexorable proceso de descolonización. La existencia misma de este
tribunal de los Estados Unidos en Puerto Rico (cuyos jueces son nombrados por
un presidente norteamericano, juzgando a puertorriqueños por reivindicar
pacíficamente los derechos de la patria que también es la patria del juez y del
fiscal) repito, la existencia misma de este tribunal pone de manifiesto la
subordinación política de nuestro país.
Nuestra mayor obligación en este mundo es dejarlo un poquito mejor,
más justo, más digno que lo que lo encontramos; y hacerlo sin odio, sin rencor,
sin que se nos desfigure el rostro en la faena.
Hace siglos que los puertorriqueños empezamos a cumplir con esa
obligación. Pero ahora, por la lucha de Vieques, hemos dado un salto
cualitativo; este pueblo ya no es el mismo. Los puertorriqueños estamos conscientes
de ello y el mundo entero lo sabe.
Triunfaremos en Vieques y
pondremos fin a nuestra subordinación; porque el pueblo puertorriqueño sólo se
arrodilla ante Dios.
Regrésenlos”, de Elena
Poniatowska (fragmento)
Hoy, domingo 26 de octubre, a un mes de la ausencia
de los 43 muchachos de la Escuela de Ayotzinapa desaparecidos por la Policía
Municipal, reclamamos aquí en el centro del país, en la capital de México, la
presencia de los muchachos y pedimos a cielo abierto y en voz alta:
“Regrésenlos”.
La escuela de Ayotzinapa es muy pobre pero es la única opción de los
campesinos que han escogido ser maestros rurales. Los alumnos de esa escuela
conservan los tenis rotos de sus compañeros desaparecidos, su ropa, hasta los
cartones que les sirven de cama. Esperan su regreso a pesar de que varios
testigos dijeron que los estudiantes habían sido asesinados, desmembrados y
tirados a una fosa a la que le prendieron fuego. En cinco estados hay protestas
en apoyo a los 43 desaparecidos.
Ayotzinapa está destrozado. México está destrozado.
México se desangra. No hay respuesta suficiente ante un crimen tan grande. Sin
embargo, el pasado miércoles en una marcha que no convocó un solo partido, los
ciudadanos se organizaron solos en una protesta ejemplar, absolutamente fuera
de serie. La marcha resultó cinco veces mayor de lo que consignaban los medios
de comunicación: 350 mil personas; un río de gente seguía entrando y abarrotaba
las calles aledañas al Zócalo. La multitud protestaba contra el crimen de
Ayotzinapa, un crimen de lesa humanidad.
Es justo, a pesar de que solo podamos hacerlo con
unas cuantas líneas, que recordemos a cada uno de los jóvenes desaparecidos. Por eso les pido que después del nombre y la
descripción de cada muchacho digamos todos al unísono: “Regrésenlo”
Jhosivani Guerrero de la Cruz, de 20 años: camina 4
kilómetros de ida hasta la carretera para tomar el transporte porque quiere ser
maestro de primaria. ¡Regrésenlo! Saúl
García es de los que trata de hacerte reír hasta donde más, muy bromista y
amistoso. ¡Regrésenlo! Jorge Álvarez Nava, sus padres aguardan en la cancha
deportiva de la Normal de Ayotzinapa y se abrazan al hablar de él. ¡Regrésenlo!
La comunidad internacional está escandalizada y
considera que México es ahora el país sin guerra más peligroso para los
jóvenes. Jóvenes mutilados, jóvenes sin cuerpo, jóvenes asesinados. En el mundo
entero resuena la indignación. La madre del estudiante Ricardo Esparza dijo que
estaría agradecida de recibir el cuerpo muerto de su hijo para
llevarle flores. ¿No resulta monstruosa su conformidad? ¿Hasta dónde ha llegado
el terror implantado por el gobierno en el seno de la sociedad?
Frente al terror solo queda la unión de un pueblo
que se levanta y grita como lo ha hecho durante días: “Vivos se los llevaron,
vivos los queremos”. ¡Regrésenlos!
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